Calcular el punto exacto donde termina el Sistema Solar resulta difícil; termina allí donde los cuerpos ya no están sujetos a la atracción gravitatoria del Sol, una región fuera del alcance del viento solar, más allá de su vasta magnetosfera.
Se cree que los límites ulteriores al Sistema Solar están rodeados por un gigantesco halo, la nube de Oort, habitada por millones de núcleos cometarios y pequeñas rocas heladas, un lugar que al aparecer se halla miles de veces más lejos que Plutón.
Sin embargo, datos recientes sugieren que Sedna (un cuerpo celeste de los confines de nuestro Sistema Solar) podría pertenecer a la nube de Oort y no al cinturón de Kuiper, lo que indicaría que la nube puede estar más cerca de lo que se creía. De ser así, los cálculos sobre el tamaño del Sistema Solar deberían reducirse.
Las sondas Voyager 1 y 2 son los objetos artificiales que más lejos han llegado. Tras completar varias misiones en los planetas exteriores en la década de 1980, siguieron su camino hacia los límites del Sistema Solar, con el objetivo de cruzar su límites exteriores y entrar en el espacio interestelar.