Contrariamente a la creencia popular, ningún avestruz esconde la cabeza bajo la tierra cuando siente una amenaza, a modo de «si no me veo, el enemigo tampoco me verá». Probablemente hayas oído que las avestruces tienen esa costumbre cuando se sienten en peligro, pero no es así.
Las avestruces poseen una buena vista y oído, por lo que pueden detectar enemigos a distancia. Si tenemos en cuenta que pueden correr a velocidades de 70 kilómetros por hora durante 30 minutos, resulta ilógico que su método de eludir enemigos sea enterrar la cabeza como si tal cosa (ni qué pensar cómo respirarían de esa forma). De ser cierto este cobarde comportamiento, la extinción se hubiese cebado con esta especie hace tiempo. La primera reacción de un avestruz es salir corriendo; de esta manera también dispersan al enemigo lejos de sus nidos.
Lo único que sí realizan las avestruces cuando la amenaza es inminente, es bajar la cabeza cerca del suelo para mimetizarse con el medio a modo de arbusto, especialmente cuando están situadas cerca del nido (la hembra incuba los huevos durante el día y el macho lo hace por la noche). Las crías de avestruz intentan pasar desapercibidas extendiendo su cuello paralelamente al suelo.
Hay que tener en cuenta que estas aves llegan a alcanzar los 2,75 metros de altura, por lo que ésta es una forma de ocultarse a la vista de los depredadores. Puede ser que esta práctica haya dado origen al conocido bulo de que esconden la cabeza bajo la tierra.
Otra práctica que mantienen estas aves y que puede haber alimentado el mito, es que cuando los machos construyen su nido en la tierra, deben cavar un hoyo hondo para que quepan los 10 ó 15 huevos de media que tiene una nidada. Luego suelen dar la vuelta a los huevos con el pico varias veces al día para repartir mejor el calor durante el periodo de incubación. A los lejos, estos dos comportamientos pueden interpretarse como que la cabeza del avestruz está enterrada bajo tierra.
también creía eso, lo de esconderse, pero veo que no.