Consejos para revitalizar la pasión con nuestra pareja

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Es frecuente que nuestra vida en pareja se vea afectada por la rutina, algo que al final se traducirá en una convivencia monótona y que puede llevar en muchas ocasiones a la ruptura de la misma.

Este aburrimiento se extrapola a muchos ámbitos de nuestra vida en común, como puede ser el terreno sexual, siendo un mal que afecta a muchas parejas de hoy en día.

Existen muchos remedios y productos que pueden tratar problemas tan frecuentes como la disfunción eréctil o la ausencia de libido, aunque en este artículo vamos a centrarnos en algunos sencillos consejos para conservar la pasión.

Tips para revitalizar la pasión

En realidad, el mejor consejo cuando intentamos insuflar algo de chispa a nuestra vida sexual en pareja, es utilizar la imaginación.

Gracias a ella es posible crear nuevos caminos y situaciones que nos ayudarán en esta tarea, para la cual también necesitaremos esfuerzo y determinación en complacer a la otra persona.

Y es que algo tan sencillo como una sesión de caricias, puede ser una excelente actividad para favorecer la complicidad, la relajación y los preámbulos en la cama.

Veamos qué otras recomendaciones podemos adoptar para reavivar la llama de la pasión.

Creatividad y factor sorpresa

Es imprescindible salir de la rutina explotando nuestro lado más creativo. Hay que dejar de lado la procastinación y los «tengo que» para ponernos manos a la obra y evitar caer en las relaciones automatizadas.

Para ello, es imprescindible conocer los gustos y necesidades de nuestra pareja, imaginando qué actividades o prácticas se pueden realizar junto a ella. Así la creatividad aparecerá de forma natural.

Si conseguimos cambiar el ambiente de forma constante aumentando el factor sorpresa, evitaremos las situaciones o prácticas que ya hayamos conocido. Así nuestra pareja estará más predispuesta a las nuevas actividades.

No importa si lo que se nos ocurre resulta bizarro o vulgar, pues en eso se basa la innovación: explorar nuevos caminos de la mano de nuestra pareja, incluso de los que tengamos dudas o no sepamos si gustarán a ambas partes.

Un ejemplo muy claro de esto puede ser tener los encuentros sexuales en diferentes ambientes a los acostumbrados, de forma que evitemos elegir siempre la misma cama o nuestra propia casa.

También podemos recurrir a clásicos como la música sugerente, una iluminación adecuada o cualquier otra actividad que tenga un toque descabellado.

Debemos pensar que cuanto más innovemos en nuestros encuentros sexuales en pareja, más revitalizaremos este terreno y conseguiremos alejar la rutina y la monotonía de nuestras vidas.

Es importante que no solo nos centremos en las novedades que tengan que ver con el coito, sino también con todo lo que rodee al mismo, ya que el sexo se localiza principalmente en el cerebro y la imaginería tiene un papel fundamental en nuestra satisfacción sexual.

Dejar de lado las preocupaciones diarias

Si sentimos que nuestra vida sexual en pareja está falta de entusiasmo, también es bueno que recapacitemos sobre nosotros mismos y nuestra situación actual.

Quizás ocurra que no estemos contentos con nuestros quehaceres o proyectos, o estemos fallando en algún aspecto, ya que es probable que eso se extrapole a nuestra vida conyugal y relaciones sexuales con nuestra pareja.

Por consiguiente, en nuestra carrera por revitalizar nuestra pasión, es importante que aprendamos a separar las situaciones de nuestra vida que nos afecten.

Si conseguimos dejar de lado las preocupaciones y estamos en un estado de tranquilidad, tendremos más posibilidades de recuperar nuestra energía sexual, fuerza y seguridad en nuestro cuerpo.

En este sentido, es bueno que nos organicemos y revisemos nuestras tareas, de forma que la planificación de las mismas nos permita concluirlas llegado un punto del día.

Así podremos separar ese ámbito de nuestra vida respecto al que tenemos con nuestra pareja.

Una buena idea es establecer actividades entre medias que nos ayuden a desconectar, como hacer deporte o alguna labor de ocio.

Una vez que desconectemos, ya estaremos al 100% para dedicarle el tiempo a nuestra pareja con energías renovadas, algo que seguramente se verá reflejado en nuestro tiempo en la cama.

Fomentar la comunicación en la cama

Otro error en el que se cae muchas veces, es en la falta de comunicación durante los encuentros sexuales o los preámbulos.

Por ello es imprescindible que no caigamos en el mutismo y expresemos nuestros deseos y gustos, preguntando a nuestra pareja por los suyos también.

De esta forma, se conseguirá una predisposición positiva por ambas partes y la pasión aflorará por sí misma.

Aumentar el tiempo de los preliminares

Otro error en el que caen muchas parejas es dedicar poco tiempo y esfuerzo a los preliminares, siendo una parte muy importante del sexo con la otra persona.

Es fundamental destinar un tiempo a los juegos, al placer de la sensualidad, las caricias y cualquier clase de contacto físico.

En definitiva, dedicar atención a todo lo que rodee al coito, y no centrarse solamente en el mismo.

Esto permitirá explorar un abanico de nuevas situaciones que harán más placenteras las relaciones íntimas y provocará que nuestra pareja relacione el encuentro sexual con los buenos recuerdos.

Un preliminar muy efectivo es, por ejemplo, empezar con caricias suaves y toques que se pueden ir convirtiendo en masajes de diferente intensidad.

Para ello, podemos hacerlos recostados o bien arrodillados al lado de nuestra pareja, que se puede tumbar bocabajo.

Sin lugar a dudas, las caricias y los masajes son los mejores preliminares porque nos permiten descubrir los gustos y punto erógenos de nuestra pareja, y viceversa.

Esta sensación de poder complacer a nuestra pareja, o al revés, resulta muy excitante para muchas personas, por lo que tiene ese componente extra.

Ojo, y cuando hablamos de preliminares, también hablamos de prestar atención a todo lo que tenga que ver tras haber realizado el coito.

Por eso es recomendable igualmente tomarse un tiempo conjunto para acariciarse o disfrutar de la tranquilidad en común tras haber tenido el encuentro sexual.

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