¿De dónde proviene la expresión «hacerse el sueco»?

La expresión «hacerse el sueco» se emplea de manera coloquial cuando nos queremos referir a una persona que simula no entender algo, que se desentiende de una obligación o hace como que la cosa no va con él. Sería una locución sinónima de «hacerse el tonto» o «hacerse el loco», ya que se puede adjudicar a quien se hace el distraído para no darse por aludido ante cualquier situación. Su origen no parece estar muy claro, ya que no existe consenso acerca de su procedencia, aunque podemos estudiar las diferentes hipótesis que se relatan.

hacerse el sueco

Una de las más extendidas y que parece tener mayor aceptación es que no procede de los suecos de Suecia, sino del término latino «soccus«, que es una clase de pantufla utilizada por las mujeres y los comediantes. De hecho, la palabra «soccus» se empleaba para denominar al calzado plano que usaban los cómicos en el teatro romano antiguo, a diferencia del zapato con el que elevaban su estatura los trágicos. De «soccus» proceden las palabras zueco (zapato de madera confeccionado en una sola pieza), zocato (zurdo) y zoquete (trozo de madera corto y grueso), siendo esta última palabra empleada para denominar a una persona torpe y obtusa. Quizás por ello, «hacerse el sueco» corresponda a hacerse el torpe, el tonto, o el que no comprende lo que se le dice.

soccus zueco sueco

Sin embargo, resulta extraño que esta expresión se conozca en varios países por otros gentilicios, como «hacerse el suizo» o «hacerse el soviético», que se interpretan como «hacerse el tarugo», «hacerse el pendejo», «hacerse el zoquete», «hacerse el oso», «hacerse el nabo» o «hacerse el sota». ¿Quizás cada país simplemente acostumbra a emplear gentilicios de países con lenguajes extraños para referirse a estas personas?

Otras versiones para explicar el origen de la expresión nos cuentan que podría proceder de la Guerra de Vietnam, cuando el Gobierno de Suecia amparaba a los soldados que no deseaban luchar en la guerra. También al hecho de que Suecia tuviera una posición neutral durante la Segunda Guerra Mundial, condición que le hizo salir más airosa que sus vecinos escandinavos.

Bandera Suecia

Para otros lingüistas, no obstante, dicha expresión proviene de los marineros suecos del siglo XIX que atracaban en los puertos españoles andaluces. Estos utilizaban su desconocimiento del idioma para entender solamente lo que les interesaba. Llegaban en busca de aceite y vino, y decían a todo que sí, cuando realmente no comprendían ninguna palabra en español.

Otra explicación nos remontaría a la contienda de larga duración que sostuvo el Imperio español contra los territorios que ahora son los Países Bajos (por aquel entonces bajo soberanía española), entre 1568 y 1648, en la llamada Guerra de los Ochenta Años o Guerra de Flandes. Se dice que los Tercios españoles eran especialmente cruentos con los rebeldes holandeses. En uno de esos altercados apresaron a un grupo de «herejes» como los llamaban, y cual sería la sorpresa de los católicos españoles cuando se dieron cuenta que habían capturado a un grupo de mercenarios, auténticos destripaterrones suecos, alistados en el ejército de Guillermo de Orange por hambre.

Guerra de Flandes
Guerra Flandes 80 años

Los españoles no se encontraban en guerra con ellos, al menos en aquella zona de Europa, así que les permitieron marchar con mil promesas y amenazas. Total, que aquel hecho se propagó como la pólvora y en la siguiente contienda, los prisioneros holandeses se «hicieron los suecos», esperando que los de Su Majestad Católica fueran piadosos con ellos.

Otra hipótesis nos traslada al mandato de Napoleón, cuando este solicitó ayuda al rey Carlos XIV Juan de Suecia (nacido Jean-Baptiste Bernadotte) para invadir Rusia en calidad de aliado. El rey sueco veía esta proposición muy arriesgada, pero no quiso menospreciar al emperador, con el que mantenía unas excelentes relaciones diplomáticas. Para zafarse de la situación, le encargó remediar el asunto a un embajador, pidiéndole que rehusara la oferta sin provocar el enfado de Napoleón.

Para ello el diplomático hizo ver que desconocía el idioma francés y pidió continuas traducciones de los propósitos franceses. Cuando comenzó a redactar los puntos del tratado de alianza, se equivocó repetidas veces, empezando de nuevo una y otra vez. De esta manera, y agotado el plazo, los franceses desistieron de pedir la ayuda sueca.

napoleon Bernadotte Carlos XIV suecia guerra

El dicho «hacerse el sueco» aparece tal cual en el Diccionario de la Real Academia Española de 1817, lo que sería demasiado adelantado a su época para un origen basado en las evasivas del rey sueco hacia Napoleón. Esta aparición también es la primera para la palabra «sueco» como natural de Suecia en dicho diccionario. En las ediciones del DRAE del año 1739 y 1780, aparece la palabra «zueco» no sólo para describir el calzado, sino para referirse a un estilo de poesía y prosa simple y desprovisto «de lo conceptuoso y realzado del estilo heroyco».

Algo parecido al espíritu de «hacerse el sueco» está en el significado de los tres monos sabios: «no ver, no oír, no decir».
tres monos oir ver callar

Sobre el origen a una huidiza reacción sueca ante Napoleón, el profesor y periodista Pancracio Celdrán Gomáriz exponía en su obra «Diccionario de frases y dichos populares» que esta interpretación no era congruente con la cronología, ya que no existen registros sobre este dicho anteriores al final del siglo XVIII.

La teoría que él planteaba es que, a finales del siglo XIX, el jerez se consumía más en Inglaterra que en España, por lo que los mercaderes ingleses fondeaban frecuentemente en puertos andaluces. Como eran tiempos de inestabilidad política y las relaciones entre ambas naciones no eran muy buenas, solían ubicar una bandera sueca en sus barcos para prevenir problemas y asegurarse el suministro. Es decir, se hacían los suecos para eludir contratiempos. Esta versión tiene relación con la de marineros suecos que habíamos expuesto antes, que en aquellos tiempos parecía ser sinónimo de personas que aprovechaban su falta de entendimiento del español para obtener una posición beneficiosa.

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