«Dos años de vacaciones» es otra novela de Julio Verne que también he leído recientemente. Como todos los libros de este autor, es fácil de leer y casi me cuesta más escribir un post con mi opinión sobre el libro, que leerlo. «Dos años de vacaciones» nos cuenta la historia de catorce adolescentes del colegio neozelandés Chairman, que embarcan en una goleta junto a tres adultos para pasar unas vacaciones de seis semanas en el mar. Pero justo cuando estaban embarcados y se disponían a partir a la mañana siguiente, a los adultos se les ocurrió tomarse unas birras en un bar del puerto antes de zarpar. A escondidas, y sin que nadie lo sepa, a uno de los niños se le ocurre la brillante idea de soltar amarras, una travesurilla de nada XD.
Y claro, el barco en poco tiempo se va a la deriva y deja a la tripulación de chicos en medio del Océano Pacífico. Para hacer ver que en tierra nadie les esperaba, a Julio Verne se le ocurrió la idea de rozar el barco en un choque con un trasatlántico grande que pasaba por el mar, lo que destroza una parte del barco. Y a todo esto, los del trasatlántico ni se enteraron del rasguño XD. mientras que los chicos siguieron a la deriva. En el puerto, cuando vieron que el barco había desaparecido, el equipo de rescate rastreó en busca de los chicos y encontraron los trozos del choque que tuvo la goleta con el trasatlántico. De esta manera, creyeron que el barco de los chicos se había hundido y no insistieron en su búsqueda. ¿Ideal no?
Luego los chicos encallaron en una isla tras un fuerte temporal y aquí es donde permanecerían los dos años que dan título al libro. Primero realizaron algunas expediciones hasta confirmar que estaban en una isla desierta, y se adaptaron como robinsones suizos a la vida en la isla. Como en todas las obras de Julio Verne, esto roza ya la ciencia ficción en vez del género de aventuras, ya que dudo que en un caso similar, los niños consiguieran sobrevivir a un naufragio y una estancia de dos años en una isla.
Estos niños son superhéroes por lo visto, ya que consiguen crear una comunidad en la que no les falta nada. No creo que unos chicos que apenas llegan a los quince años, tuvieran tal cantidad de conocimientos científicos para crear y elaborar todo lo que hicieron en dicha isla. Llegaron a domesticar animales salvajes para su provecho, no les faltaba luz, papel, tinta o lápices, dulces e incluso se fabricaban su propio brandy.
Una de las cosas que menos me gustó del libro, es la rectitud que imprime Verne a unos niños. Es como una forma de ser demasiado recta y cuadriculada, en la que los niños son infalibles. Se supone que cuando llegaron a la isla, consiguieron rescatar algunos víveres y elementos de la goleta, antes de que esta se destrozara del todo. Pero no me explico que todas estas pertenencias rescatadas les duraran dos años. Si vas a hacer un viaje de seis semanas, te llevas víveres para ese tiempo, pero no para dos años, así que eso no cuadra mucho, y menos que puedas rescatar tantos elementos de un barco.
Pues bien, los niños no tienen ningún problema para tener cerillas y encender fuego pasados varios meses, consiguen lavarse la ropa dios sabe cómo y a veces utilizan ciertas cosas que de nuevo, eso parece el bolsillo de Doraemon. Tuvieron apenas unas pocas horas para rescatar elementos de la goleta, y luego ves que al cabo de unos meses de estar en la isla, pueden fabricar una cometa de 70 metros cuadrados como si tal cosa…
Los niños tienen ollas, escopetas y munición, cañas de pescar, útiles de cocina, cuerdas, banderas… Recuerdo que las galletas les duraron muchos meses, demasiados… Tanta rectitud en la organización, pensando que son unos simples chavales, me enerva y me parece imposible. Consiguen sacar recursos de la isla de una manera inverosímil, yo creo que no les daría tanto tiempo hacer y conseguir todo. Aparte de que por ejemplo, a unos niños no se les ocurriría crear un cuaderno de bitácora para apuntar lo que sucede cada día. Puede que alguna cosa aislada sí se les ocurriera, pero en toda la obra se narra tal cúmulo de situaciones así, que los niños parecen hasta repelentes con tanta organización.
¿A quién se le ocurre hacer un inventario de las cosas que consiguieron rescatar de la goleta? Porque estos niños lo hacen. Vamos, que consiguen a duras penas rescatar cosas recién llegados a una isla, y en vez de pensar en asegurarse el refugio y la comida de mañana, se ponen a apuntar lo que han rescatado, como si fueran bibliotecarios. Encima tienen muchos conocimientos de geografía, astronomía, botánica…
Otros ejemplos increíbles, son que consiguen matar focas para extraer el aceite y alumbrar lámparas, siguen sus estudios porque rescataron libros del barco o excavan con pico y pala una cueva que consiguen agrandar y crean una chimenea en ella. El azúcar lo consiguen de los arces, haciendo incisiones en el tronco, y logran hacer licores de trulca y algarrobo, e incluso infusiones de té. Creo que difícilmente lograrían todas estas cosas, ya que tendrían que estar todo el día elaborando alimentos allí y allá.
Son tan repelentes, que hasta le dan nombres a los accidentes geográficos de la isla: Bahía Sloughi, Caverna del Francés, Lago de la Familia, etc…
Dejando a un lado este aspecto, el libro se anima al final cuando unos bandidos llegan a la isla con unos rehenes y los niños consiguen salir del paso con ayuda de dichos rehenes.
Los personajes son de ascendencia inglesa menos los que están especificados:
Gordon: Estadounidense de 14 años. El más juicioso y recto de los chicos, algo serio.
Doniphan: Pertenece a una familia de ricos propietarios, tiene 13 años. Es el más malhumorado y altivo de todo el grupo. Va a la quinta división.
Briant: Francés e hijo de un ingeniero, tiene 13 años y es el más carismático de todos los chicos, casi el protagonista del libro.
Santiago: Francés, hermano de Briant. Va a la tercera división y es el más travieso. De hecho es el que suelta las amarras y su trastada provoca toda la aventura. Tiene 9 años.
Cross: Primo de Doniphan. Va a la quinta división.
Baxter: 13 años, va a la quinta división. Joven frío, reflexivo, trabajador y muy diestro.
Webb: 12 años y medio, va a la cuarta división.
Wilcox: 12 años y medio, va a la cuarta división.
Garnett: 12 años, va a la tercera división y le gusta tocar el acordeón.
Service: 12 años, va a la tercera división y es el más alegre de todos los chicos.
Jenkins: Hijo del director de la New Zealand Royal Society de ciencias, va a la tercera división.
Iverson: Hijo del pastor de la iglesia metropolitana de San Pablo. Va a la segunda división.
Dole: 8 años y medio. Testarudo e hijo de un oficial del ejército anglozelandés.
Costar: 8 años. Goloso e hijo de un oficial del ejército anglozelandés.
Mokó: Chico negro de 12 años, que durante toda la historia permanece fiel y leal al grupo, como si fuese la chacha. Esto roza el esclavismo, pues el chico no tendría necesidad de hacer las tareas más engorrosas estando en la misma situación que los otros chicos, pero se ve que eran otros tiempos. De hecho, el libro fue escrito en 1888.
Phann: El perro de Gordon.
El libro que he leído es de Ediciones Toray, de 1987, y el texto viene acompañado de otras páginas donde se cuenta un resumen de ciertos pasajes como si de un cómic se tratase. A veces es un poco molesto que compaginaran las viñetas entre las páginas, ya que el cómic se adelanta en muchas ocasiones a lo que vas leer, pero otras veces viene bien para hacerte una idea gráfica mental de las situaciones. A mi me sirvió para ir diferenciando a los 16 chicos, pues al principio son muchos personajes para asimilar.
De todas formas no hace falta conocer a todos los chicos, ya que realmente salvo Gordon, Briant, Doniphan o Santiago, los demás tienen muy poco peso en la historia, y acabas el libro sin conocer mucho de su carácter.
Leyendo en otro lugares como Wikipedia, veo que la razón del naufragio al principio es un huracán, así que quizás existen diferentes versiones. Pero en esta otra versión de la historia, no sé cómo habrían partido unos niños en un viaje de fin de curso en un barco sin adultos.
Y para terminar, hablar del final, que como en todos los libros de Julio Verne, posee un desenlace precipitado. Parece como si este hombre tuviera plazos de entrega y llegado el día, debiera terminar sus novelas abruptamente. En definitiva, una historia emocionante si los niños fuesen menos perfectos y pareciese que de verdad se quedaron tirados en una isla desierta.
Yo tengo la colección completa de Julio Verne, publicada por Editorial Molino en los años 1961 y 1962, con media docena de ilustraciones en cada uno de los libros, me los fui comprando con el poco dinero que me podían dar mis padres los domingos y un pequeño trabajo que hacía yo en una empresa de cines en Zaragoza.
Te recomiendo un capitan de 15 años, también de Julio Verne :)
Posiblemente lo lea Maesin, ya que quiero hacerme la colección de este autor, gracias.
Recuerdo que lo lei hace muchos años pero no recordaba de que iba.
Vaya si te está cundiendo la lectura este verano, Andrés.