¿Qué son los autoestereogramas?

Los estereogramas o autoestereogramas, son ilusiones ópticas que se forman cuando los ojos son capaces de percibir dos imágenes a través de diferentes puntos de vista. En nuestro cerebro, esas perspectivas diferentes se entremezclan y asemejan formar un entorno tridimensional.

Hay que diferenciar entre autoestereograma y estereograma, ya que este último término incluye otros efectos, como podrían ser dos imágenes separadas que podemos ver combinadas con un estereoscopio, o los anaglifos, que serían dos imágenes superpuestas de diferentes colores, que deben ser vistas con gafas de lentes de diferentes colores para formar una vista estereoscópica.

Estereogramas en su forma arcaica, donde dos imágenes se veían a la vez a modo de gafas.

Anaglifo y gafas anaglifo.

Los autoestereogramas, serían las imágenes que de por sí solas, siendo una sola imagen, crean el efecto óptico estereoscópico.

Para crear estos autoestereogramas, se superponen dos imágenes o fotografías que están tomadas desde ángulos ligeramente diferentes. Esta técnica lleva muchos años utilizándose y existen muchos libros al respecto, como la mítica serie «El ojo mágico«, famosa mundialmente.

Los autoestereogramas se pueden observar fijando la vista detrás de la imagen de manera divergente, aunque algunas veces también puede ser delante de la imagen, de manera convergente. La ligera diferencia en las repeticiones verticales de las figuras o los puntos aleatorios, crean la ilusión de profundidad en esa imagen en dos dimensiones, tal y como la pequeña diferencia de perspectiva entre nuestros ojos crea la percepción de profundidad en objetos o escenas tridimensionales.

Tetera

La mayoría de la gente prefiere el método divergente, pero con los estereogramas normales, esto impone un límite en el tamaño de las imágenes, ya que existe un tope en nuestra visión divergente.

El estereograma fue descubierto por Charles Wheatstone en 1838. Encontró una explicación para la visión binocular, que le llevó a construir un estereoscopio basado en una combinación de prismas y espejos, los cuales permitían ver imágenes tridimensionales en base a imágenes en dos dimensiones.

Aquí figura escrito: «Star Wars»

En 1861, Oliver Wendell Holmes mejoró el estereoscopio, eliminando los espejos y abaratando los costes, de manera que se hicieron más asequibles. Salvador Dalí también creó algunos impresionantes estereogramas en su exploración por las ilusiones ópticas.

Con los medios informáticos, los autoestereogramas han vuelto a resurgir gracias a programas RDS. Estos programas «Random Dot Stereogram» (Estereogramas de Puntos Aleatorios), crean las imágenes de manera fácil para el usuario.

Existen varias técnicas para poder disfrutar de un autoestereograma, como bizquear la vista, mirar un dedo mientras nos acercamos a la imagen o mirar un punto del centro de la imagen. Otra técnica es usar un espejo para ayudarnos a ver. Aunque al principio cueste mucho adaptarse a esta forma de visión, llegará un momento que la imagen aparecerá ante nosotros como por arte de magia. En esencia, hay que desenfocar la visión para apreciar las dos imágenes en diferentes perspectivas.

Aquí hay un tutorial para realizar autoestereogramas con los programas Strata 3D y Sirds y otro del Stereogram Explorer.

Y aquí podéis crear vuestros propios autoestereogramas de manera fácil y online. Yo he creado un hombre montado a caballo.

Con esta otra herramienta, podéis pintar vosotros el propio estereograma, con la opción de imprimirle distintos grados de profundidad.

Y esta es una colección con varios autoestereogramas para quedaros ciegos o bizcos adivinando qué hay en ellos.

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