Ceres o Deméter

Conocida como Ceres por los romanos, y Deméter o Demetra por los griegos, era la diosa de los cereales y las cosechas. Ceres recorrió muchos países en busca de su hija Proserpina (Perséfone o Kore para los griegos), que Plutón le había despojado.

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Un día que esta desafortunada madre cruzaba el Ática con el aspecto de una mujer corriente, se paró cerca de Eleusis y descansó encima de una piedra. En ese momento la hija de Celeo, rey de Eleusis, la observó y, sospechando por su aspecto abatido que algún dolor le carcomía, se aproximó a ella y le rogó que fuese a casa de su padre para descansar.

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Ceres aceptó y se dirigió a la mansión real; Celeo le dispensó tan buena acogida, que la diosa, altamente reconocida a la sincera hospitalidad, devolvió la salud a su hijo Triptólemo que estaba aún en la cuna.

No se contentó con esto la diosa, su gratitud le exigía hacer algo más: tomó a su cargo la educación de Triptolemo y quiso hacerle inmortal. A este efecto, durante el día le alimentaba con su leche y por la noche le tendía sobre carbones encendidos para despojarle de su condición mortal.

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Ceres (Deméter), Venus, Cupido y Baco, por Peter Paul Rubens. La pintura data de 1612-13.

El niño crecía visiblemente y de modo tan prodigioso que se apoderó de su madre la más viva curiosidad; por lo que quiso saber lo que pasaba durante la noche y qué mágicos procedimientos empleaba Ceres.

Con este fin se ocultó en un rincón de la estancia y, al ver que la diosa se disponía a someter a su hijo al fuego depurador, lanzó un grito de espanto y quedó destruido el encantamiento.

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Templo de Ceres (Deméter) y Proserpina (Perséfone o Kore) en Eleusis.

No pudiendo ya Ceres darle al joven Triptolemo la inmortalidad, quiso por lo menos, que fuera amado por todos los hombres: le enseñó el arte de sembrar el trigo y de hacer pan, y le dio después un carro tirado por dos dragones para que recorriera los diversos lugares de la tierra enseñando el arte de la agricultura.

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Ceres (Deméter) y Triptolemo.

Cuando Triptolemo regresó de sus viajes, instauró en Eleusis (ciudad del Ática), la veneración a Ceres, y al mismo tiempo estableció unas fiestas en honor de esta divinidad bienhechora.

Para ser iniciado en los misterios de Eleusis era preciso haber pasado por un noviciado que duraba por lo menos un año y de ordinario cinco, al cabo de los cuales quedaban admitidos a la autopsia, o sea, a la contemplación de la verdad.

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Aspirar a este último estado significaba aspirar a la perfección. La ceremonia de la admisión se realizaba por la noche. Los iniciados se reunían junto al templo, en un cercado suficientemente espacioso para que en él cupiera una gran muchedumbre.

Se coronaban de mirto, se lavaban las manos, escuchaban la lectura de las leyes de Ceres, tomaban un refrigerio y entraban en el santuario donde reinaba la más profunda oscuridad.

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Cabeza de Ceres (Deméter) para ser anexada a la fachada de un templo. Data del siglo VI-V a.C.

De repente la densa niebla era rasgada por una luz vivísima, apareciendo en medio de resplandores la estatua de Ceres magnificamente ataviada. Mientras la multitud llena de asombro se entregaba a transportes de admiración, la luz se extinguía, y las bóvedas del templo se poblaban de rayos deslumbradores que dejaban ver acá y allá espantosos espectros y monstruosas figuras. El estruendo de los truenos acababa por sembrar el espanto en el alma del iniciado.

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Finalmente se restablecía la calma y se abrían dos grandes puertas que dejaban ver a la luz de las antorchas, un delicioso jardín dispuesto para la danza, las fiestas y el placer. En este Campo Elíseo, era donde el hierofante o gran pontífice revelaba a los iniciados las cosas santas y el secreto de los misterios (el hierofante tenía que ser ateniense y pertenecer a la familia sacerdotal de los Eumólpidas). El que divulgase lo que había visto y oído cometía un horrendo crimen, y era castigado con la pena de muerte.

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Ceres (Deméter) y Proserpina (Perséfone o Kore)

En el Ática fué también instituída, con el nombre de tesmoforías, otra festividad cuyo objetivo era conmemorar las sabias leyes que Ceres había dado a los mortales. Las tesmoforias sólo podían ser celebradas por mujeres de reconocida distinción que anticipadamente habían de purificarse, abstenerse de toda diversión y vivir en la sobriedad más ejemplar.

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No era permitido a los hombres asistir a dichas fiestas. Se celebraban éstas por espacio de cinco días, durante los cuales algunas doncellas vírgenes, vestidas con túnicas blancas, transportaban sobre sus cabezas, de Atenas a Eleusis, las sagradas canastillas que contenían un niño, una serpiente de oro, un harnero, algunos pasteles y otros símbolos.

Se representa ordinariamente a Ceres coronada de espigas; también se la ha figurado empuñando con una de sus manos una antorcha encendida, o bien ostentando una amapola. Le inmolaban el cerdo, animal que gusta de hozar en los sembrados.

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Ceres (Deméter), Venus y Juno
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Ceres (Deméter) como una alegoría de Agosto. Esta pintura pertenece a un fresco de Cosimo Tura, y se puede ven en el Palacio Schifanoia, en la localidad italiana de Ferrara. Data del año 1469-70.
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Ceres (Deméter), Baco y Cupido, por Hans von Aachen, se puede ver en el museo vienés de Kunsthistorisches.
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Demeter y Persefone. anfora de pinturas rojas. Data del año 480 a.C.

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Ceres (Deméter), Atenea y Hera.
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1 comentario en «Ceres o Deméter»

  1. Magnifico articulo y muy trabajado por su buena documentación en imagenes, te lo has currado. Imagino que tu confidente murio entre tremendos dolores, por otra parte, cualquier sacrificio era recompensado por grandes placeres. A ver si Zapatero nos hace lo mismo y despues de los recortes nos introduce en preciosos paraisos repletos de comida, ocio y nos colma de placeres sexuales, jejeje.

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